lunes, 18 de agosto de 2014

SALUD BUCAL EN LOS ADULTOS MAYORES Y SU IMPACTO EN LA CALIDAD DE VIDA

La salud bucal es un elemento importante de la salud general y la calidad de vida de los individuos (WHO, 2006; Petersen, 2003). La masticación, la deglución y la fonación son funciones de la cavidad bucal; la boca participa como parte del sistema de protección del cuerpo, pues al masticar fragmenta los alimentos y los mezcla con la saliva, sustancia  que facilita la deglución y comienza con el proceso de digestión de los alimentos, fragmentando los ácidos grasos. La saliva también contiene Ig-A, que es la primera línea de defensa del sistema inmune contra el ataque de virus y bacterias; ésta es acompañada por lisozima y lactoferrina, que ayudan al control bacteriano, entre otras sustancias. La saliva también participa en la fonación, lubricando y facilitando los movimientos labiales y de la lengua (Ganong, 1995).
La cavidad bucal permite hablar, sonreír, besar, tocar, oler y degustar, de tal manera que las alteraciones de la boca pueden limitar el desempeño escolar, laboral y en el hogar; de igual manera, pueden ser causantes de miles de horas de trabajo y escolares perdidas anualmente (Reisine, 1985; Petersen, 2003), de ahí que el impacto psicosocial de los problemas bucales puedan afectar la calidad de vida de las personas (Petersen, 2003).
Asimismo, algunas condiciones de salud sistémicas tienen manifestaciones bucales que aumentan el riesgo para enfermedades de la boca y que, a su vez, son factores de riesgo para algunas condiciones sistémicas (Petersen, 2003; Griffin et al., 2009).

A grandes rasgos, la salud bucal deficiente de los adultos mayores generalmente está acompañada por una mala salud general, reconociendo que la salud bucal entre las personas mayores es esencial para su calidad de vida (Slade y Spencer, 1994; Slade, 1997; Semba et al., 2006; Locker, 2009; Locker y Quiñones, 2009; Lahti et al., 2008; Inukai et al., 2008). El impacto de los problemas bucodentales y las intervenciones en salud bucal sobre la percepción del estado de salud bucal y la salud bucal relacionada con la calidad de vida están siendo reconocidos como componentes importantes de la salud. Se espera que la demanda para los tratamientos prostodónticos aumente debido al rápido incremento del número de personas mayores y a que los dientes permanecerán en la boca mayor tiempo.
La salud bucal, a pesar de ser parte de la salud general de los individuos y de haberse demostrado que tiene impacto en su calidad de vida, frecuentemente es excluida por las mismas personas, en los programas de promoción a la salud y por los sistemas de salud; incluso, hay sistemas en los que la salud bucal es considerada de manera aislada (WHO, 2006), permitiendo que la brecha de inequidad relacionada con las condiciones de salud sea más pronunciada, especialmente cuando se habla de la salud del adulto mayor; esta disparidad está relacionada con las condiciones de vida, así como con la disponibilidad y accesibilidad a los servicios de atención dental (WHO, 2006; Petersen, 2003).
Aún hay muchas personas que consideran el edentulismo (pérdida de todos los dientes) como una consecuencia del envejecimiento (Petersen, 2003), sin embargo, la pérdida dental está más íntimamente relacionada con experiencias de procesos infecciosos (no atendidos o atendidos de manera deficiente) y falta de higiene (Niessen y Weyant, 1989; Burt et al., 1990).
Es necesario reconocer que el envejecimiento es, por un lado, la acumulación de experiencias de todo tipo, entre las cuales figura la salud, sobre todo cuando se trata de eventos adversos. Podemos ejemplificar el proceso de alteración de la salud bucal como una espiral de deterioro  en la que cada giro aumenta el grado de complejidad de los problemas que se presentan. La higiene inadecuada puede favorecer la aparición de caries dental y enfermedad periodontal (EP), situaciones que, si no son tratadas de manera oportuna, pueden ser el origen de pérdida dental; si ésta no es tratada de manera adecuada (rehabilitación por medio de prótesis dental) o lo es con un técnica deficiente (prótesis fija con zonas de retención o zonas y/o puntos que dificultan la higiene adecuada; Esta situación puede continuar en forma de espiral hasta  que no haya más dientes y se haya alcanzado la condición favorecer para  que los órganos dentarios lleguen al edentulismo.
Un camino por medio del cual la salud bucal puede influir en la salud general comienza con la modificación de la selección de alimentos, principalmente debido a los cambios en la capacidad masticatoria (Hutton et al., 2002; N’gom y Woda, 2002); de manera similar, se ha buscado la asociación de la E.Periodontal con infartos y problemas cardiacos  pero no se ha aclarado el sentido de esta asociación, dejando aún con signos de interrogación el papel “causal” de una condición sobre la otra.
Se ha demostrado ampliamente la importancia de la salud bucal en la calidad de vida ( En 1988, Locker propuso un modelo de enfermedad que ha servido como base para el desarrollo de instrumentos que evalúan la calidad de vida (Slade y Spencer 1994), así como una ruta por medio de la cual la enfermedad tiene diferentes efectos en la salud, sobre todo en la calidad de vida de las personas, ilustrando diferentes dimensiones que se presentarán según el grado de complejidad o un orden jerárquico de severidad.
En este modelo, Locker (1988) sugiere que la enfermedad bucal comienza produciendo una modificación en las condiciones bucales (ej. pérdida dental, alteración de los tejidos de soporte de los dientes), la cual puede producir a su vez cierto grado de incomodidad o limitación funcional (ej. dolor al comer cosas frías o calientes, o dificultad para masticar algunos tipos de alimentos), o incluso convertirse directamente en una condición más severa de discapacidad. La limitación en la función de la cavidad bucal o la incomodidad por modificaciones en la estética o función también pueden desencadenar discapacidad (ej. falta de habilidad para masticar una mayor variedad de alimentos como chicharrón, tostadas, carne o pan), y si ésta no es atendida o intervenida puede alcanzar un grado más severo que está considerado como incapacidad. En esta etapa las condiciones bucales pueden estar determinadas por una serie de efectos adversos como son halitosis (mal aliento), dificultad para articular palabras debido al uso de prótesis mal ajustadas o a la falta de uso de las mismas, lo que también dificulta el acto de comer.

 Cuando las condiciones de salud bucal no son óptimas, las funciones de la boca se pueden ver afectadas en diferentes grados de intensidad y dimensiones, lo cual hace de esta relación un fenómeno que se percibe de manera distinta por cada persona; de la misma manera, cada individuo se ve afectado de manera diferente por condiciones clínicamente similares.

INSTITUTO DE GERIATRÍA, SALUD.GOB.MX